Renuncia por Julia Risso
La placa es violeta y con letras blancas dice: #Tripaycorazón - Renuncia por Julia Risso.
#tripaycorazon
La maternidad y la discapacidad: una interseccionalidad motivo de debates. Julia Risso nos regala este texto qué le sale del útero, de ese útero que suele ser eje de decisiones ajenas.
Renuncia
Me visita cada mes. Depende las ganas que tenga mi organismo de desprenderse de él mismo. Llegan las ganas de no estar en mi cuerpo, de deshabitarme, de no ser. Sensaciones de electricidad en la espalda baja me anuncian su arribo. Intento entender que para mi cuerpo es necesaria mi sexualidad cíclica, cuya fase ovulatoria es traducida mental y físicamente como un período de fuego creativo, pero ese pico tan alto deviene en un pico bajísimo y doloroso como es el fin del ciclo y el inmediato comienzo de otro, la despedida de ese algo que no fue y que ahora es sangre, tejidos, dolor, contracturas, insultos y angustia. Viene, para tirarme en la cama de un empujón y dejarme en silencio total. Nunca me escucho tanto como cuando menstrúo, porque nunca hago tanto silencio como cuando sangro. Me inundan las ganas de no-ser alguien o de ser-nadie, las ganas de no ser un cuerpo, de volar lejos de mi.
El sistema capitalista, machista y capacitista me obliga a estar con buena cara, sonriente, prolija, peinada, bien vestida, maquillada, sin manchas. No, quiero estar de pijama, tirada en la cama, con la almohada sobre la cabeza, regocijándome en la tristeza, disfrutando mis mayores sombras, despeinada, llorando, de mal humor, con el celular apagado, callada todo el día y sin música, sin radio, sin saber lo que pasa afuera, sin tomar analgésicos que me llenan de porquería más de la que comemos a diario. Tengo náuseas. Tengo tanto dolor que solo quiero dormir para no sentirlo. Pero si duermo, la alarma de un calambre o de una puntada en la pelvis suena hasta el hartazgo.
Todo el sufrimiento de mi menstruación es el peso del mandato social de ser madre y el desgarro ante un cuerpo con discapacidad que no puede ni podrá gestar. Todo esto pesa sobre mis ovarios, sobre mi útero: el dolor de la renuncia a maternar, el poder social que nos atribuye a las mujeres esa función reproductiva. La salud a nadie le importa un carajo.
Los cuerpos que no podremos gestar sufrimos por sus mandatos, que no son otra cosa que mandatos del patriarcado, nos aturden esas historias que nos venden sobre lo felices que seríamos pariendo. "Completate siendo madre, no importa los riesgos que tengas que asumir". En las personas con discapacidad la maternidad siempre es un problema: o nos esterilizan para no tenerles o nos castigan por no cumplir. En ninguno de los dos aspectos están ni el deseo ni salud.
Sus mandatos nos duelen, nos pesan, nos están ahogando. Sáquenlos de nuestros ovarios. Sáquenlos de mi útero, así de una maldita vez, esta sangre deja de doler.
Julia Risso
Comentarios
Publicar un comentario